Según me enseñó mi abuelita son tres las necesidades de las personas y de tales se solicita el auxilio a la Divina Providencia: casa, vestido y sustento. Mas según todas las evidencias, esas necesidades se ven satisfechas con el trabajo, y ya entrados en detalles se necesita además del intercambio de tales satisfactores, de tal manera que es la producción, circulación y distribución de los bienes que produce el trabajo lo que satisface las tres grandes necesidades de las personas.
Pero mi abuelita recordaba muy bien el Nuevo Testamento y sentenciaba: No sólo de pan vive el hombre, mijito.
Claro, una vez satisfechas en algna medida las tres grandes necesidades resulta que el hombre tiene ocio y es otra necesidad más el que tal ocio sea llenado. ¿Qué resulta de llenar el ocio del hombre?
Puede ocurrir que el ocio sea llenado con actividades recreativas que eleven el espiritu del hombre y al satisfacer esa necesidad el hombre sea una mejor persona.
Pero puede suceder que el ocio sea llenado con actividades que degraden el espiritu del hombre y que al satisfacer esa necesidad el hombre no sea una mejor persona sino al contrario, que sea un ser vicioso, neurótico, enfermo y de una vaciedad existencial tal que lo haga profundamente infeliz.
Recuerdo una anécdota de dos ex Beatles, a menudo se reunian, como amigos que eran George Harrison y Ringo Starr, en una de esas reuniones Ringo exclamó: ¡necesito ganar dinero, necesito ganar mucho dinero!, al o que George contestó. No necesitas ganar dinero; quieres ganar dinero, piénsalo.
Si la gente se contentara con obtener cada día lo estrictamente necesario para protegerse de los elementos, para no estar desnudo y para alimentarse, lo que conocemos como Economía Mundial sería muy diferente.
Pero la gente no se contenta con sólo lo indispensable, hay otras necesidades que todavía no logro desentrañar si son parte de la naturaleza humana o si son necesidades inducidas.
Por ejemplo está el afán de destacar; para ciertas personas no basta con tener una casa, ni con vestir y comer, tiene que tener la mejor casa, el mejor vestido y comer los manjares más caros que los demás. Curiosamente tal afán de destacar en México ha tenido descalabros por la creciente criminalidad, especialmente los secuestros y los asaltos.
Satisfacer ese tipo de necesidades si bien activa la economía, trae consigo problemas que paradójicamente reactivan aun más la economía.
Por ejemplo, alguien se atasca de alimentos con alto contenido de grasas y azúcares: carnes rojas, carbohidratos y refrescos embotellados; esto lo enferma y entonces su necesidad de curarse lo hace activar sectores de la economía como la millonaria industria farmaceutica.
Otro ejemplo: en su afán de destacar muchas personas tratan de verse más atractivas, aborrecen la huella que van dejando los años y esa necesidad hace que activen sectores de la economía como la industria de los cosméticos, las cirujías estéticas y toda una gama de intereses dedicados a satisfacer la baja autoestima.
¿Cómo sería la economía mundial si las personas se sintieran felices consigo mismas, si se alimentaran sanamente y si procuraran ser menos ignorantes?
¿Tiene una persona feliz necesidad de evadirse de la realidad con drogas? Tal vez atender la infelicidad de las personas sea un forma más efectiva de combatir el narcotráfico.
5 comentarios:
Cuando pienso en la despenalización de las drogas, de la que ha veces soy fan y otras veces no, pienso en esa última parte que comentas. En un país con tanta gente infeliz por carecias básicas y otras no tanto, qué efecto tendría? (y luego pienso: como si no fuera tan sencillo conseguirlas ya)
El dinero no hace la felicidad, pero en algo ayuda
Mi mamá que estudió Mercadotecnia en el IPN, nos cuenta que sus maestros le decían a ella y a sus compañeros que una de las misiones principales de un mercadólogo es crear "necesidetes" en los clientes. ¿Qué es un "necesidete"? es un objeto de consumo que el usuario final realmente no necesita, que es absolutamente prescindible para él y que, sin embargo, a través del marketing se le crea al cliente la insoportable ficción según la cual sin este necesidete el usuario no puede vivir; se vuelve, pues, algo indispensable en su vida.
Por otra parte -como bien afirmas- el hombre postmoderno, imbuido de una aguda vacuidad existencial, carente de profundidad espiritual, sin haber conocido nunca las honduras filosóficas que le permitan sublimarse, etc. es un ser hedonista cuya única satisfacción en la vida es la consecución de sus más pueriles deseos. Estamos, pues, frente a un problema moral: el problema del sentido de la existencia y de una manifiesta crisis de nuestra humanidad; de nuestros fines -si es que los hay- de nuestros objetivos y de nuestra definición.
Yo le diría a la humanidad que posemos nuestros ojos sobre la Filosofía; en esa ciencia, pero –sobre todo- en esa actitud, se halla mucho de lo fundamental para regresar a nuestra esencia. En general, el conocimiento es un camino de retorno a nosotros mismos. Y aquí también se vale acudir a los filósofos a fin de iluminarnos. Pienso en “Walden” de Thoreau; pienso en Shopenhauer; en el propio Nietzsche; en Fromm, en Russell, en Platón, en Spinoza, en Kant, en Ernesto Sabato, pienso hasta en Fernando Savater; en Susan Sontag... Esos seres que vinieron al mundo a ayudarnos a mejor parir nuestras ideas y nuestro pensamiento.
Magnífico tu post.
Eleutheria
Tenia buen rollo tu abuelita.
No sabia que eres budista, yo lo intento pero me cuesta trabajo.
Saludos.
yo tampoco lo sabía
Publicar un comentario