El arte de leer la mente
Un fenómeno recurrente en las relaciones humanas es la “lectura del pensamiento”, actividad que, entre más se practica, menos entendimiento produce entre las personas.
Seguramente tú la pones en práctica en alguna ocasión: “Sé exactamente qué está pensando”, al referirte a tu compañero de trabajo con quien ha surgido alguna tensión; “Seguramente cree que soy un tonto”, al referirte a la chica que te gusta y a quien no te has acercado.
Así como un jefe asume que “sabe perfectamente” lo que su empleado necesita para estar motivado, sin preguntárselo por supuesto, es posible que tú también presumas conocer las necesidades o los intereses de tu pareja, amigos o familiares.
En el juego “adivino lo que quieres” existe un enorme peligro: si constantemente “supones” qué quieren los demás, en algunas ocasiones, si no es que en muchas, te equivocarás, afectando negativamente la relación. Además, hacer estas suposiciones implica una falta de respeto hacia el otro.
También puede ser que exijas que ellos conozcan tus deseos, necesidades y apetencias, sin nunca comunicárselos. Este es el caso de la chica que espera que su novio tenga con ella ciertos detalles especiales, pero nunca se los pide porque entonces “se pierde la espontaneidad en la relación”. Este chico tendrá que hacer uso de su inexistente habilidad para leer la mente o nunca sabrá con certeza qué quiere su novia. Es muy probable que ella nunca obtenga lo que espera de él y termine frustrada, enojada.
En el juego “adivina lo que quiero”, también hay un grave riesgo: si constantemente esperas que el otro sepa qué necesitas, tal vez tengas que esperar mucho tiempo para conseguirlo, o quizás nunca lo obtengas.
La solución es muy sencilla: indaga, no des por hecho qué pasa por la cabeza del otro. La pregunta, herramienta esencial en la comunicación humana, te permite saber sin suponer, conocer sin prejuzgar. Al verbalizar tus deseos, incrementas la probabilidad de satisfacerlos y le das la oportunidad al otro de conocerte mejor. ¿Quieres seguir jugando a las adivinanzas?
Psicoterapeuta
vjimenez67@gmail.com
Fuente:El Periodico en línea
1 comentario:
Los humanos somos todos tan parecidos, que este tipo de artículos cobran significado para más de una persona.
Yo, en la particular, me excuso de algo: no practico el "adivina lo que quiero" (me loo, en verdad, de no hacerlo). ¡Ah! pero el "adivino lo que quieres" (mi yo necio y arrogante) sí que lo ha hecho y -como señala el artículo- es, en verdad, una reverenda estupidez, un precipitar al fracaso algo que debería de ser un diálogo: un decir y un escuchar (así, alternado).
SALUDOS, Eleutheria.
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