Para que Claudia Sheimbaum entreue la Presidencia faltan

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martes, 10 de noviembre de 2009

Corte de caja

Detrás de la vieja cortina de hierro, la adopción del capitalismo de mercado como modelo único trajo aparejado crecimiento económico, pero también una desigualdad social desconocida hasta entonces, carencia, miseria y una corrupción desbocada que en Rusia, heredera principal de la extinta Unión Soviética, hizo muy difícil distinguir los límites entre la mafia y el gobierno. Los cambios produjeron también guerras cruentas, como las de Chechenia y Bosnia, en las que se cometieron actos de barbarie comparables a los de Vietnam e incluso a los de la Segunda Guerra Mundial.

El fin de la competencia bipolar y de la carrera nuclear entre Washington y Moscú generó un alivio generalizado en el planeta y, con el paso de los años, ha ido dando paso a un reordenamiento de los conflictos bélicos planetarios, pero no a su desaparición. La proliferación nuclear misma se mantiene, aunque ya no hegemonizada por las dos antiguas superpotencias, y el aparato militar, industrial, mediático y energético de Occidente ha remplazado el viejo espantajo del comunismo por las amenazas, un tanto reales y un tanto imaginarias, del terrorismo (especialmente, el de matriz islámica) y el narcotráfico.
Para colmo, algunas formulaciones paranoicas –no menos que las de las autoridades dictatoriales de la extinta República Democrática Alemana, constructora del Muro de Berlín– se han traducido, antes o después de los sucesos de noviembre de 1989 en la capital histórica alemana, en la erección de nuevas murallas infames: a las que edificaron Turquía y Marruecos en Chipre y en el Sáhara Occidental para robarse territorios de esas naciones invadidas hay que agregar los que han venido construyendo Israel en la Palestina ocupada y Estados Unidos en la frontera con México.

En el terreno económico cabe comentar que si bien el llamado “socialismo real” había venido mostrando su agotamiento desde los años 70 y ese agotamiento devino colapso en las dos décadas siguientes, lo que vendría a ser el capitalismo real –es decir, el neoliberalismo depredador, corrupto e irracional que se impuso como modelo al mundo por la “revolución conservadora” que encabezaron Margaret Thatcher y Ronald Reagan– se encuentra ante la evidencia catastrófica y devastadora de su propio agotamiento.

En suma: la caída del Muro de Berlín fue un hecho histórico de trascendencia innegable, con algunas consecuencias positivas –en especial, para las sociedades de Europa oriental– y otras terriblemente negativas para el conjunto de la humanidad, incluida Europa del este, pero de ninguna manera marcó, como llegó a formularse entonces, el triunfo definitivo del capitalismo sobre el socialismo ni el final de una confrontación Este-Oeste que es mucho más vieja que la conformación de la Unión Soviética y del pacto de Varsovia y que, tras la desaparición de la construcción berlinesa, ha ido encontrando otros cauces.

La Jornada. Editorial 9 de noviembre 2009.

1 comentario:

Manuel dijo...

Hace un par de semanas platicaba con una persona que emigró a España de la URSS (Ahora está en México), y me decía que fue impresionante ver como su ciudad de unos 30,000 habitantes al norte de Moscú se vació en un año, ahora tiene 300 habitantes y 27,300 emigrantes en todo el mundo y me mandó un chiste, que para él, era anécdota:
Una Gallina encontró unos granos de trigo y dijo a sus vecinos: “ Si sembramos este trigo, tendremos pan para comer”. “ ¿Alguien me quiere ayudar a sembrarlo ?”
“ Yo no, ¡estás loca!” – dijo la vaca. “ Ni Yo, ¡Tengo otras cosas que hacer!”, aseveró el pato. “ Yo tampoco”, replicó el cochino. “ Mucho menos Yo”, completó el cabrito
“ Entonces sembraré sola ” , dijo la gallina. Y así lo hizo. El trigo creció y maduró, con unos granos dorados. “ ¿Quién me ayudara a cosecharlos?” , quiso saber la gallina.
“ Yo no; ya tengo salario mínimo garantizado” , dijo el pato “ No son parte de mis funciones. Sólo si me das una compensación” , dijo el cochino “ No, después de tantos años de servicio” , exclamó la vaca “ No voy a arriesgarme a perder el paro forzozo”, dijo el cabrito
“ Entonces, yo misma los cosecharé”, dijo la gallina, y así fue. Finalmente, llegó la hora de hornear el pan. “ ¿Quién me va a ayudar a hacer el pan?”, indagó la gallina.
“ ¡Yo huí de la escuela y no aprendí esas pavadas. Me mantengo con el paro!”, dijo el cochino “ Yo no puedo arriesgar mi pensión por enfermedad”, continuó el pato. “ Suponiendo que sólo sea para ayudar, eso es discriminatorio” refunfuñó el cabrito “ Sólo si me pagan horas extras”, exclamó la vaca
“ Entonces, yo mismo lo haré”, exclamó la pequeña gallina. Cocinó 5 panes y los puso en una cesta para que los vecinos los vieran. De repente, toda la gente pasó y como quería pan, pedía un bocado. La gallina simplemente dijo: “¡No! Voy a comérmelos yo sola” .
“ ¡Lucros excesivos, usurera!”, gritó la vaca. El cochino gruñó: “¡La Paz, el Pan, la Educación, son para todos! ¡El pueblo tiene derechos!” “ ¡Sanguijuela capitalista!”, exclamó el pato. “ ¡Yo exijo igualdad de derechos!”, gritó el cabrito.
Pintaron carteles y pancartas diciendo “ Injusticia ” y marcharon protestando contra la gallina; gritaron obscenidades y toda clase de improperios. QUIERO MIS DIRECHOS! INJUSTICIA! ROBANDO EL PAN AL PUEBLO FASCISTA
Llamaron a un fiscal del gobierno, y le dijo a la pobre gallina: “Usted, gallina, no puede ser así tan egoísta. Usted ganó pan por demás y por eso tiene que pagar muchos impuestos” “ Pero yo gané ese pan con mi propio trabajo y sudor”, se defendió la gallina “¡Los otros no quisieron trabajar!”, replicó resentida.
“ Exactamente” - dijo el funcionario del gobierno. “Esa es la ventaja de la libre iniciativa”. Cualquier persona, en una empresa, puede ganar lo que quiera. Puede trabajar o no trabajar. Pero, de acuerdo con nuestra moderna legislación “la más moderna y adelantada del Mundo”, los trabajadores más productivos tienen que dividir el producto del trabajo con los que no hacen nada. Además de eso, existen el IVA, el impuesto al cheque, el débito Bancario, el impuesto al lujo, el control cambiario, la tenencia y demás impuestos distorcivos. Todos ellos para garantizar la salud, la Educación y la Justicia de nuestro pueblo! ¡Y todas ellas son las mejores del Mundo !
Y todos vivieron felices para siempre, inclusive la pequeña gallina, quien sonrió y cacareando dijo: “ Yo estoy complacida ”, “ Yo estoy complacida ”, “Yo estoy complacida” . Ahora los vecinos se pasan todo el tiempo preguntándose porqué fué que la gallina nunca más hizo un pan.

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