Es por eso que no habría manera de defender a Zelaya , pero sus adversarios se han encargado de darle una buena trinchera cuando irrumpen en su casa lo sacan de la cama y apunta de pistola lo meten en un avión y lo despachan para Costa Rica.
Los adversarios de Zelaya parecerían decir: Para defender la ley estamos dispuestos a violar la ley, o bien; para defender la democracia estamos dispuestos a instaurar una dictadura militar
Y al final, detrás de todo el argüende hondureño está la lucha de clases:
La alarma de los importantes grupos financieros ante lo que venían percibiendo como una clara tendencia hacia una presidencia autoritaria cuyo ejemplo es la de Hugo Chávez llegó a su máximo con la iniciativa del plebiscito que debía hacerse el domingo pasado de cuya intención reeleccionista nadie dudó. El consejo de obispos hondureños también se unió a la preocupación y emitió una alerta al pueblo instando a la abstención y al respeto de las instituciones constitucionales vigentes.
La legitimidad constitucional de la Presidencia de José Manuel Zelaya no estaba en duda. Su propuesta de plebiscito que se respaldaría con una movilización arrolladora de masas fue el detonador. El 70% de la población vive en la pobreza extrema y su apoyo a las intenciones de Zelaya, campeón antiimperialista, era indudable. Enlace
1 comentario:
coincido contigo, no supieron hacer las cosas.
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