Vivíamos al estilo de las familias que han padecido guerras: no desperdiciábamos agua ni teníamos muchos vestidos.
Alguna vez escuché a un par de refugiados españoles recordar el primer día de su exilio en México. Uno decía que ese día lo invitaron a comer; le sirvieron un platillo que nunca había probado pero que le gustó mucho y preguntó que qué era -nopalitos- le dijeron, y él no sabía que eran los nopalitos;- un especie de cacto- y luego lo llevaron a ver uno; al verlo casi se le ruedan las lágrimas, le preguntaron que le pasaba y él explicó que en el campo de refugiados francés donde había estado pasó mucha hambre porque casi no había de comer , pero que el campo estaba cercado con esas plantas, con nopales, y los refugiados no sabían que eran comestibles.
El otro refugiado dijo que el primer día en México quedó muy sorprendido por los niños: resulta que en el Puerto de Veracruz donde llegaron los refugiados, se acercaban niños a pedir dinero a los que bajaban de los barcos , cuando alguien les daba una moneda , los niños corrían a comprar una naranja, la mordían , le chupaban un poco de jugo y la tiraban; el refugiado , que todavía tenía presente los días de privaciones no podía creer que los pobres desperdiciaran tanta comida.
Los años de hambre por causa de la guerra han quedado ya muy lejos de Europa, estoy seguro que tanto la profesora greco-mexicana, como los refugiados españoles expresarían un gesto de desaprobación ante festejos como el El Carnaval de Ivrea, que si bien tiene su origen en un hecho histórico y es una tradición, es tal el desperdicio de comida que bien podría tener un mejor uso, que resulta un espectáculo decadente.
2 comentarios:
jajajajajajajajaa como que no sabian que eran comestibles, porbres tios!!!! oye la musica de fondo si es una mentada de mauser, bueno cada quien tiene sus gustos.
Saludos.
la música estaba ad hoc con los acontecimentos de la semana pasada
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