A rajarse a...

En la segunda parte de El Padrino, Frank Pentagelli sobrevive a una emboscada, al sentirse traicionado por la Familia Corleone accede a convertirse en testigo protegido y testificar ante una comisión del Senado sobre los negocios de Michael Corleone. En la sesión donde Pentagelli va a rendir su testimonio se presenta Michael con el hermano de Pentagelli, esta acción es suficiente para que el buen entendedor Frank desista en testificar.
En otra secuencia el consigliere de los Corleone visita a Pentagelli en prisión y la conversación gira en torno a las costumbres de la élite política del Imperio Romano, que cuando era descubierta una conspiración para matar al César, la familia y los bienes de los conspiradores eran respetados si los involucrados se suicidaban; en la siguiente escena aparece Pentagelli con las muñecas cortadas en la bañera.

Al parecer Corleone Salinas de Gortari se sabe El Padrino línea a línea y así lo aplicó a Pentagelli de la Madrid Hurtado, razonando con él y haciéndole una propuesta que no pudo rechazar, con lo que ahora, además de conocer sus crímenes, el pueblo mexicano tiene la certeza de que el Cartel de los Salinas es de verdad una organización criminal sumamente peligrosa con sus tentáculos metidos en todos los niveles de gobierno, en todas las élites del país y en todos los partidos políticos además de contar con el apoyo de los Carteles de los Bush y de los Castro.

Cuentan que un distinguido priísta, de bigotes pero no pelón, llegó ayer a la morada de De la Madrid para decirle que si no se declaraba demente se moría... o se morían.
Rayuela de La Jornada 14 de mayo de 2009