En el tianguis del metro Candelaria

A la salida de la estación Candelaria del metro; no del lado del Palacio Legislativo de San Lázaro, sino precisamente del lado del Barrio de La Candelaria hay un pequeño tianguis.

Para quienes llegan a este blog desde lugares más allá de las fronteras de México aclaro que un tianguis es algo así como un mercado de pulgas, sólo que las de La Candelaria son pulgas medio salvajes, muy pedorras y seguramente se la pasan buena parte del día intoxicadas a juzgar por el característico tufillo de un cigarrillo de marihuana quemándose poco a poco.

También es pertinente decir que un tianguis es la alternativa laboral para muchos mexicanos que han sido lanzados al desempleo.

A las siete de la mañana la susodicha salida del metro es poco frecuentada; tal vez porque los indigentes que pernoctan en sus escaleras todavía no se despiertan a esa hora y además, la empresa de limpieza que tiene contratado el Sistema de Transporte Colectivo Metro todavía no limpia las heces que aromatizan el lugar.

Una vez alcanzada la calle puede uno ver los artículos que los vendedores ofrecen al transeunte: Algunos son usados como libros, ropa, aparatos electrodomésticos; aunque también hay artículos nuevos, por ejemplo unas fajillas que usan las personas que tienen que cargar objetos muy pesados.

Los artículos más curiosos que allí se comercian son aquellos que claramente se ve que proceden de la basura y de entre estos los más interesantes son los juguetes: Carritos, bolsos, peluches; pero de todos estos juquetes las reinas son las muñecas Barbie.

Las Barbies de este tianguis seguramente han sido rearmadas; las cabezas, brazos, piernas de cada muñeca , casi con certeza, se puede decir que proceden de diferentes Barbies.

Estas muñecas posan desnudas y amontonadas sobre el pavimento. Dan el aspecto de pilas de cadáveres de un centro de exterminio nazi.

Como todas tuvieron originalmente una ocupación glamorosa, ya saben: ejecutivas, deportistas,novias,sobrecargo, doctoras, sirenas, princesas, etc., seguramente se entretienen platicando entre ellas de esos buenos tiempos, de cuando su carita estaba limpia, su cabello alisado, y acumulaban ropa y accesorios a pasto, de la vez que conocieron a Ken y de lo bien que la pasaron.

Nunca hablan del tema de su caída. De cuando dejaron de tener un hogar y de su largo viaje; primero al bote de basura, dspués al camión, luego al tiradero. No hablan de toda la mugre que han tenido que soportar sobre su idealmente diseñado cuerpo, ni de que tuvieron que convivir con moscas, con sus larvas, con perros ,gatos , ratas (la Muñeca Fea de Cri Cri se ponía a platicar con esa clase de bichos , pero era porque ella es una naca, en cambio Barbie, por favor, es otra cosa ¿ves?). No hablan de eso porque les duele su eterna sonrisa al no poder cambiarla por una expresión de tristeza.

Pero aquí, en este tianguis, todas estas Barbies que han caído más bajo que una prostituta jubilada, tienen una nueva oportunidad; su nueva benefactora seguramente será una niña que tendrá que confeccionar ella misma la ropa que usará Barbie porque es muy pobre en dinero, pero indudablemente es mucho más rica en amor que aquellos que desecharon a esas muñecas.