Nada es gratis. Es un hecho , así es el mundo; es una verdad tan evidente que parecería que no vale la pena reflexionar sobre ello, es una de esas sentencias que los que adornan sus textos con frases hechas llaman Verdad de Pergrullo.
Excepto el aire y la luz del sol todo cuesta, ya sea dinero o trabajo para conseguirlo. Hay algunas cosas de las que además hay que hacer un pago emocional tarde o temprano. Reconocer la validez de este axioma tiene diversas implicaciones según sea el sentido que se le dé.

Por ejemplo si estoy convencido que nada es gratis , acepto trabajar duro por conseguir lo que quiero o necesito. Esta actitud me vuelve una persona productiva, entonces le doy un sentido provechoso y positivo al hecho de que nada es gratis.Por otra parte, si considero que lo justo es que todo deba ser adquirido con esfuerzo dado que nada es gratis, lo injusto es que alguien obtenga las cosas gratis. Como sería el caso de un hurto, un robo o un atraco. Entonces hay que forzar a pagar a quien a obtenido algo por esta vía.

Un sentido negativo es el de repudiar la generosidad y la solidaridad porque entrega cosas "gratis", Por ejemplo subsidiar a las madres solteras, personas de la tercera edad, discapacitadas o estudiantes para muchas personas es algo insoportable: ¿por qué alguien va a obtener algo gratis si yo me parto el lomo trabajando? Esta falta de generosidad es exacerbada por una suerte de miopía pues las personas subsidadas no reciben la ayuda gratis (y no me refiero a que por ser subisiadas se comprometan a votar por algún partido político), pues muchas de ellas ya trabajaron durante toda su vida y aportaron el fruto de su productividad a la sociedad, y al ser subsidiadas se les está retribuyendo tal aportación. Otras de esas personas al recibir los subsidios mejoran su situación y su disposición a ser personas productivas.