
Rodolfo , mi amigo , mi compañero de juegos en la niñez. Era el hijo de Doña Quirina , que se ganaba la vida y el pan para sus hijos, Antonio(El Quirino), Patricia (La Güera) y Rodolfo (El Gordo) , lavando ropa ajena. Talvez por eso ninguno de los niños de la vecindad quería jugar con él; en ese tiempo no entendía tal segregación , ahora me lo explico , pero lo entiendo menos , porque en esa vecindad de la Colonia Guerrero todos eramos de la clase jodida .
La Güera tenía como doce años cuando yo tenía como cuatro , la recuerdo bonita , pero quien sabe, me he sorprendido cuando encuentro personas de esa época y me digo: "¿Esa me parecía bonita?" aunque sí puede ser que era bonita porque años más adelante había muchos chavos que la querían de novia y creo que se casó con un señor de mucho dinero. Pero cuando yo tenía cuatro años y salía a la calle a jugar (en ese tiempo los niños salían a la calle a jugar), ella me abordaba y me decía : "¿Traes dinero?" , y yo le mostraba un peso, de esos grandotes. Entoces me tomaba de la mano y me llevaba a la tienda de la esquina , le pedía al tendero unas galletas saladas , un cacho de queso añejo , unos chiles en vinagre sueltos y un refresco , me pedía la moneda y pagaba, luego nos íbamos a sentar a la banqueta a botanear.
El Quirino era el mayor de esos hermanos , como no tenía papá , doña Quirina le pedía a mi padre que lo reprendiera cuando El Quirino se portaba mal.
Extraño al Gordo , una vez se cayó de una escalera de caracol , se le atoró un dedo en una rendija de la escalera y se le desprendió de la mano. No extraño mucho al Quirino ni a su mamá , pero sí extraño mucho a La Güera , me gustaría invitarla a botanear sentados en una banqueta.
3 comentarios:
Los placeres de la vida son tan poco valorados que nos conformamos con las evocaciones.
Y a veces son tan insulsas y vanas que dudamos de su veracidad nosotros mismos. Pero ahí están y son en las que nos apoyamos para recordar.
Qué bonito post!
Por otr aparte, hay que ver para todo lo que alcanzaba un peso.
uy sí , con un peso que me daban de domingo me alcanzaba para entrar a la matinee , comprar palomitas , refresco y meterle a la alcancía como veinte centavos.
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