Se esperaría de un ser que se considera a sí mismo racional que tal capacidad de raciocinio le ayudara a decidir siempre en beneficio de sí mismo , pero son abrumadores los casos en que tal capacidad opera en sentido contrario y le sirve para justificar actos que van en contra de sí.

Al parecer las veces en que la razón es la fuente de las decisiones son más bien la excepción pues el "ser racional" generalmente decide obedeciendo impulsos que nada tienen que ver con la capacidad de razonar sino que se generan en su equipamiento de verdadero animal , pero también en condicionamientos culturales o sociales que ha desarrollado.

Tomemos como ejemplo el hábito de fumar tabaco , en una primera etapa el impulso es social , ya sea por el ejemplo de nuestros mayores y como una especie de rito de iniciación a la etapa adulta , el jovencito prueba su primer cigarrillo tal como lo hacen los mayores ; el condicionamiento social también puede surgir de la necesidad de aceptación del grupo en el que se desenvuelve el jovencito , o es posible que el impulso surja de el condicionamiento propagandístico a que ha sido sometido , o bien todos esos estimulos operan en conjunto , el caso es que el jovencito fuma su primer cigarrillo. En esta primera etapa la nicotina aun no desarrolla su poder adictivo en el organismo , pero el sujeto en cuestión sigue sometido al resto de los estímulos culturales , así que probará el segundo , el tercero , el enésimo cigarrillo a pesar de que se le provea la información de los efectos nocivos del tabaco y de que racionalmente llegue a la conclusión de que es mejor para su salud no fumar ,no dejará de hacerlo y cuando se haya habituado a cierto nivel de nicotina la capacidad de raciocinio operará en favor de la adicción elaborando intrincadas justificaciones para seguir dañándose.

Este esquema se repite en muchas formas de comportamiento pernicioso para el individuo , si a una mujer maltratada le preguntan el por qué no finiquita la relación fuente del maltrato expondrá muchas "razones" válidas para ella que no son más que elaboraciones para seguir en una relación codependiente a la que se ha hecho adicta.

La guerra , la destructividad, infinidad de autoagresiones se ven justificadas racionalmente hasta llegar al nivel más nocivo : el nihilismo.