Dos parejas en sendas ocasiones me pidieron consejo sobre que decisión tomar acerca de si casarse o no. Yo tomé en cuenta la forma como llevaban a cabo su proyecto de vida , especialmente las mujeres y me di cuenta de que nada trascendente estaban haciendo y creí que lo mejor para ellas era que se casaran . A las dos parejas les fue de la chingada en su vida matrimonial , las dos se deshiceron en medio de mucho dolor y finalmente una de esas personas murió la semana pasada.
Sentí un gran pesar por esa muerte y recordé la vez que conocí a Lázaro C. -que así se llamaba- y me pareció un buen muchacho , sano , un poco ingenuo , talvez me desesperaba su ingenuidad que lo llevaba a nunca entender mis sarcasmos , lo que era frustrante para mí.
El lugar al que llegó a trabajar para mantener a su esposa estaba lleno de esos tipos fanfarrones , y entonces noté un rasgo en su carácter que posiblemente fue lo que lo llevó a la tumba , previo paso por un divorcio, una corporación policiaca , una banda de narcotraficantes, la cárcel y fue en Laredo , Texas , al salir de su casa donde fue baleado. Dejó huerfanos a dos niños, uno de ellos mi ahijado, pero la orfandad se las dejó muchos años antes de morir , cuando se dejó llevar por esa soberbia que lo hacía querer no sentirse inferior a ningún fanfarrón , nunca se dió cuenta que de lo que presumen los fanfarrones es de lo que quisieran ser y no son ,de lo que quisieran hacer y no hacen, pero él sí fue a serlo y a hacerlo, por eso hoy está muerto.