Para que Claudia Sheimbaum entreue la Presidencia faltan

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viernes, 11 de agosto de 2006


Política es el arte de gobernar. La política entonces la hacen los gobernantes y los gobernados. Ambos son entes políticos , el gobernante es un político profesional , es decir, se gana la vida al dedicarse a la política. El gobernado es político por condición ,es decir por la circunstancia de estar sometido a un régimen político; esto puede ser por convicción , es decir porque el gobernado esté conciente y convencido de lo benéfico de someterse a tal régimen, o por inercia , es decir el gobernado es inconciente de su papel político y se somete al régimen simplemente porque así son las cosas.
La función del gobierno es asegurar el bienestar común de los miembros de los grupos sociales sobre los que ejerce control, si logra esto la política funciona; si no lo logra, cunde la inconformidad entre los gobernados hasta que se llega al punto de la ingobernabilidad , esto es de la imposibilidad de la política.

El bienestar común de los gobernados se logra a través de establecer y regular las relaciones entre ellos , eso es lo que hace el gobierno y son dos las acciones fundamentales el medio para lograrlo: La distribución de la riqueza y la impartición de la justicia. Las fallas en estas acciones minan la gobernabilidad , reducen la política.

Para lograr el bienestar común , ¿cómo deben conducirse los gobernados? Acatando las dispocicions del Estado y participando en los asuntos públicos. Y para este mismo fin ¿cómo deben conducirse los políticos profesionales , es decir los gobernantes? Sería fácil decir que igualmente acatando las dispociones del Estado y procurando que sus acciones deriven en el bienestar común pero esta sería talvez ingenuo...

Nicolás Maquiavelo se preguntó en el siglo XVI : ¿Es mejor ser amado que temido, o al revés? La respuesta es que sería deseable ser ambas cosas, pero como es difícil que las dos se den al mismo tiempo, es mucho más seguro para un príncipe ser temido que ser amado, en caso de tener que renunciar a una de las dos. La conclusión de Maquiavelo al respecto de cómo deben conducirse los políticos es que no deben estar atados por normas éticas, Desde su punto de vista, el gobernante debería preocuparse solamente del poder, y sólo debería rodearse de aquellos que le garantizaran el éxito en sus actuaciones políticas. Esto es: Todo se vale en política.

Sin embargo hay una contradicción entre el todosevale y el logro de la gobernabilidad, si se recurre sistemáticamente a vulnerar la ética en aras de la política los sectores afectados se inconformarán y avanzará la ingobernabilidad.

En los últimos años hemos sido testigos y víctimas de acciones por parte del Partido Acción Nacional tendientes a obtener el poder: La alianza con el salinismo que condujo a quemar los paquetes electorales en los que se encerraba la evidencia del fraude electoral de 1988, de esta alianza se produjo también la creación del FOBAPROA, y el incremento al IVA. Para conseguir la precidencia su recurrió al finciamiento ilegal a través de los Amigos de Fox , y en la elección 2006 se realizaron actos ilegales con la participación facciosa del presidente Fox, la realización de la campaña del miedo y otra vez el financiamiento ilegal.

Maquiavelo aprueba todos estos actos, pero la gobernabilidad presente y futura ha quedado minada.

Por último , no puedo resistirme a pegar aquí este fragmento de El Príncipe:



Capítulo XV.

De aquellas cosas por las que los hombres y especialmente los príncipes son alabados o vituperados

Nos queda ahora por ver cuáles deben ser el comportamiento y gobierno de un príncipe con súbditos y amigos. Y como sé que muchos han escrito sobre esto, temo, al escribir yo también sobre ello, ser tenido por presuntuoso, máxime al alejarme, hablando de esta materia, de los métodos seguidos por los demás. Pero siendo mi intención escribir algo útil para quien lo lea, me ha parecido más conveniente buscar la verdadera realidad de las cosas que la simple imaginación de las mismas. Y muchos se han imaginado repúblicas y principados que nunca se han visto ni se ha sabido que existieran realmente; porque hay tanta diferencia de cómo se vive a cómo se debe vivir, que quien deja lo que se hace por lo que se debería hacer, aprende más bien su ruina que su salvación: porque un hombre que quiera en todo hacer profesión de bueno fracasará necesariamente entre tantos que no lo son. De donde le es necesario al príncipe que quiera seguir siéndolo aprender a poder no ser bueno y utilizar o no este conocimiento según lo necesite.

Dejando por lo tanto de lado todo lo imaginado acerca de un príncipe y razonando sobre lo que es la realidad, digo que todos los hombres, cuando se habla de ellos —y sobre todo los príncipes por su situación preeminente—, son juzgados por alguna de estas cualidades que les acarrean o censura o alabanza: y así, uno es tenido por liberal, otro por mezquino (usando un término toscano, ya que «avaro», en nuestra lengua es aquel que desea poseer por rapiña, mientras llamamos «mezquino» al que se abstiene en demasía de utilizar lo propio); uno es considerado generoso, otro rapaz; uno cruel, otro compasivo; uno desleal, otro fiel; uno afeminado y pusilánime, otro feroz y atrevido; uno humano, otro soberbio; uno lascivo, otro casto; uno recto, otro astuto, uno duro, otro flexible; uno ponderado, otro frívolo; uno religioso, otro incrédulo y así sucesivamente. Y yo sé que todos admitirán que sería muy encomiable que en un príncipe se reunieran, de todas las cualidades mencionadas, aquéllas que se consideran como buenas; pero puesto que no se pueden tener todas ni observarlas plenamente, ya que las cosas de este mundo no lo consienten, tiene que ser tan prudente que sepa evitar la infamia de aquellos vicios que le arrebatarían el estado y guardarse, si le es posible, de aquéllos que no se lo quiten; pero si no fuera así que incurra en ellos con pocos miramientos. Y aún más que no se preocupe de caer en la infamia de aquellos vicios sin los cuales difícilmente podría salvar el estado, porque si consideramos todo cuidadosamente, encontraremos algo que parecerá virtud, pero que si lo siguiese sería su ruina y algo que parecerá vicio pero que, siguiéndolo, le proporcionará la seguridad y el bienestar propio.

Fuente: Maquiavelo, Nicolás. El príncipe.

1 comentario:

Manuel dijo...

La hipocresía es la mejor arma política, y la única moral que existe es el éxito

Hasta la victoria siempre


Saludos de vierneeeeeeees

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