Para que Claudia Sheimbaum entreue la Presidencia faltan

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sábado, 27 de agosto de 2005

Compromiso


Me ha sucedido que se me ocurre algún tema para este blog y empiezo a elucubrar sobre él , luego de que ya tengo algunas ideas reviso lo que al respecto hay en INTERNET y, a veces, me encuentro con que hay alguien ya escribió algún texto con las ideas que se me habían ocurrido . Tal es el caso de el tema sobre el que quise escribir hoy : Compromiso , del que encontré el artículo que aquí pego:

COMPROMISO

En todos los órdenes de la vida, las promesas y los compromisos juegan un papel decisivo. Nuestras relaciones humanas de todo género proceden de la violencia más extrema: dicen algunos etimólogos que esclava en latín significa en origen “mutilada de pies y manos”; el trabajo es la esclavitud pactada, que de la esclavitud impuesta procede; todo estado se formó y ha evolucionado pasando por los más crueles sistemas de sometimiento. Esta violencia se fue suavizando en la medida en que el dominador aceptó aflojar el rigor de su dominación, a cambio de que el dominado aceptase voluntariamente la propia dominación, en los límites que se determinaban, sin luchar contra ella. De este modo todo tipo de relaciones, desde la relación de pareja hasta la relación política, a medida que perdían en rigor impositivo, ganaban en compromiso.

¿Y eso qué es? La palabra está formada por tres elementos: el prefijo com, el segundo prefijo pro, y el verbo mitto, míttere, misi, missum. De aquí formaron los latinos el verbo promíttere (prometer) y el verbo compromíttere, que tenía un significado bastante más riguroso que el actual. Es que estas son de las palabras que más se usan para engañar; por eso sufre su significado tantas variaciones. Compromíttere era prometerse mutuamente, en el que com es prefijo de compañía, no de intensidad. Es decir que en latín si el compromiso no es mutuo, no hay compromiso. Y es importante especificarlo, porque en el paso a nuestra lengua este aspecto quedó como opcional, y más bien raro. Uno puede comprometerse ante otro o con otro a hacer algo, sin que ello comporte ningún compromiso para el otro.

Los romanos inventaron este verbo para referirse en especial al compromiso de aceptar las dos partes en litigio el arbitraje de un tercero; y como garantía de la firmeza del compromiso, depositaban una fianza. Y un compromissum era un convenio, es decir un acuerdo de ambas partes. Pero debieron ser muchos los compromisos que no se cumplían, porque se estiró la palabra primero para referirse a compromisos unilaterales en que sólo uno se comprometía; incluso se le asignó, y está en pleno vigor, el valor de engorro, inconveniente “no me vayas a poner en un compromiso”, “esto es muy comprometedor”, “no querrás comprometerme”… Queda en pie en toda su integridad semántica el compromiso matrimonial y los compromisos multilaterales de orden económico o político. Pero todo género de compromisos y de promesas han perdido fuerza y prevalecen los significados más limitados e incluso los negativos. Ahora ya ni se estila como antes “estar prometidos”, ni celebrar o admitir compromisos. Lo que se lleva es “enrollarse”.

No son buenos tiempos para los compromisos, los auténticos. Quizás no lo hayan sido casi nunca, y sea más bien un espejismo la idea de que tiempos hubo en que la palabra dada estaba por encima de todo. Pero la decadencia de los compromisos, la imposibilidad de ponernos de acuerdo, nos lleva de nuevo a la fuerza bruta. Tanto en la vida privada como en la pública, la violencia es un signo evidente de que se han roto los compromisos en los que se había asentado el pacto de convivencia, que es siempre pacto de conveniencia.

Mariano Arnal




UNA FRASE

Promissio parit débitum
LA PROMESA ENGENDRA DEUDA

“Lo prometido es deuda”, que diría el refranero. Pero es tan corriente prometer lo que no se va a cumplir, como contraer deudas que no se tiene intención de pagar.

El REFRÁN

PROMETER HASTA METER; Y DESPUÉS DE METIDO,
DE LO PROMETIDO, NADA

La etimología popular, sin errar el tiro, ha relacionado pro-meter y meter. Por ahí va la cosa. Mientras hay algo que conseguir, las promesas y los compromisos fluyen fáciles. En cuanto se ha conseguido, no hay promesa ni compromiso que valga.


Tomado de El Almanaque Multimedia.

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