Comentaba el sábado durante el chelismo con Sus Sombrías Majestades acerca del Derecho de Famélico , a raíz de que en ese momento la conversación giraba en torno a los hurtos que a veces se hacen en las librerías; entonces recordé la experiencia de un cuñado mío que fue sorprendido escamoteando un libro en -creo - la librería de El Sótano y que sólo recibió una amonestación por parte del responsable del establecimiento y no lo denunciaron ante las autoridades. Él me explicó que esto se debe a que persiste en la legislación un principio del Derecho que él llamó Derecho de Famélico . Al parecer el nombre preciso de este principio es Hurto Famélico y esto es que si el hurto es cometido por una persona hambrienta o indigente, que se apodera de los objetos necesarios para su supervivencia, se califica como hurto famélico, y no se encuentra penado por entenderse cometido en estado de necesidad.

Alguien en el chelismo preguntó que si sería válido presentarse en el establecimiento , invocar el derecho de famélico y apropiarse del botín. Posiblemente en ese caso no se aplique el concepto de hurto famélico porque anunciarlo así no sería un hurto pues para ser considerado hurto no debe haber fuerza en las cosas ni violencia o intimidaci�n en las personas, pues de darse estos dos elementos, el delito no es de hurto sino que se concept�a como robo, y entrar enarbolando el derecho de famélico bien podría considerarse una intimidación. La clave entonces está en sustraer el botín de manera furtiva.