He insistido en diversas colaboraciones en la relevancia que tiene para un país el cumplimiento de los derechos sociales y reproductivos. Viene a cuento remarcarlo, porque los resultados del V Informe de Gobierno muestran cómo los gobiernos, en todos sus órdenes, han sido tremendamente omisos en el tema en los últimos 30 años, lo cual compromete no sólo nuestra capacidad de crecer con equidad, sino que sobre todo, ha imposibilitado una adecuada transición del atraso hacia el bienestar.
Aún con algunos avances en la política de población, México no logró disminuir al ritmo requerido el desbordado crecimiento demográfico; esto, como resultado de una cada vez más conservadora visión de los grupos gobernantes, hasta llegar hoy a la calamidad en que está convertida la Subsecretaría de Población, Migración y Asuntos Religiosos, así como el nido de corrupción en que fue convertido el INAMI y el ahora malogrado Conapo.
Frente a lo anterior, vale la pena observar cómo, por ejemplo, Alemania tenía en 1980 un total de 78.3 millones de habitantes; en el nuestro había 67.4 millones. En 2010, en Alemania había 82.1 millones de personas, mientras que en México teníamos más de 112.3 millones. Así, mientras que en 30 años el crecimiento demográfico alemán no superó el 5%, en el nuestro fue de casi el 70%.
Alguien podría argumentar que la comparación es inequitativa, pues Alemania es un “país de primer mundo”; pues bien, si nos comparamos con una nación como Chile, lo que se observa es, por citar otro ejemplo, que el coeficiente de la brecha de pobreza o indigencia de personas, elaborado por la Cepal, pasó de 7% en el año 2000, a sólo 4% en 2009. En México el cambio fue ridículamente mínimo, pues mientras que en el año 2002 el porcentaje era de 13.9%, en 2008 se ubicó en 12%; y si nos apegamos a los datos del Coneval, ese porcentaje debe haberse situado nuevamente entre el 13 y 13.5% en el año 2010.
Otro dato relevante es el relativo a la ofensiva desigualdad mexicana. Según la Cepal, América Latina es la región más desigual del planeta, con base en la medición del índice de Gini, el cual mide el grado de concentración del ingreso en una escala que va del 0 como la menor desigualdad y 1, como la mayor desigualdad. Con respecto a este indicador, es de destacar que El Salvador presentaba un índice .525 en el año 2001; para 2009, se había reducido a .478. En México, teníamos en el 2002 un índice de .514, mientras que en 2008 fue de .518. Y si en 2010 este indicador se redujo levemente, la razón fue la caída en las percepciones de los más ricos, pero no por el mejoramiento de las condiciones de vida de los más pobres.
Es sorprendente que en más de 50 años, México no haya logrado incrementar, en términos efectivos, la disponibilidad de camas de hospital por habitante. En ese indicador, si nos comparamos con Cuba, no queda más que aceptar el ridículo. En efecto, en la Isla el número de camas de hospital por habitante era de 4 en 1960, mientras que en el 2009 era de 6. En contraposición, de 1960 a la fecha, en México hemos tenido una constante de 1 cama de hospital por persona.
Otro indicador clave es el relativo al número de médicos en relación con la población. En Cuba hay un médico por cada 150 habitantes; en México hay uno por cada 678, es decir, cuatro veces menos. En este indicador estamos al nivel de República Dominicana, lo cual muestra cómo la entelequia llamada Seguro Popular es una verdadera farsa pues, por más que afilien a millones de personas, la pregunta es ¿quién y cómo las va a atender? y más aún ¿en dónde y con qué calidad las hospitalizan cuando así lo requieren?; amén de la carencia de equipamiento que afecta a todo el Sector Salud.
En materia educativa, uno de los más grandes rezagos es el nivel salarial de nuestros profesores; por ejemplo, en México en el 2007, el ingreso más alto de un profesor era de 31,557 dólares anuales (algo así como 379 mil pesos); en contraste, en Alemania las percepciones eran de 58,510 dólares anuales (poco más de 702 mil pesos).
En México, el porcentaje de población de 25 a 64 años que con al menos educación media superior llega apenas al 34%, es decir, sólo uno de cada 3; en contraste, el porcentaje en Italia, el más bajo entre los países más industrializados, es de 53%; en Alemania el porcentaje es de 85% y en los Estados Unidos de América, el de mayor porcentaje, es de 89%.
Como puede verse, México tiene una deuda social no sólo profunda, sino creciente, y esto no es atribuible sino a la fractura ética de los políticos, quienes están siempre más preocupados por su “próximo cargo” que por la responsabilidad constitucional que les compete cumplir; quizá lo que ocurre es que tristemente, hemos sido gobernados en los últimos años, por una elite de incompetentes.
Fuente: Saúl Arellano: México un fracaso social según el V Informe. La Crónica. 4 de septiembre de 2012.
Para que Claudia Sheimbaum entregue la Presidencia faltan
Para que Claudia Sheimbaum entreue la Presidencia faltan
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domingo, 4 de septiembre de 2011
Datos duros contradicen el 5o Informe
Para que en La Crónica, periódico más bien pro Calderón, publiquen esto es que las cosas deben estar deveras mal:
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