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¿Qué se va a acabar primero?

sábado, 19 de diciembre de 2009

nadie dijo que fuera fácil

Alguna vez mi compañera me contó que conoció a una tipa que se prostituía, luego se salió de eso para asaltar automovilistas, luego vendió mariguana y finalmente secuestró a un pequeño, mi compañera finalizó el relato con un "y todo por no trabajar, porque nunca le gustó , ni siquiera limpiaba su casa".

Ese relato me puso a pensar si parte de la mente criminal obedece a una especie de aversión al trabajo, en Psicología existe el concepto de ergofobia, pero en realidad no se refiere a la aversión de trabajar sino a situaciones que hacen a algunas personas sentir aprensión por asistir a l trabajo. Me pregunto si en Criminología han estudiado algo al respecto.

A través del tiempo la percepción de las causas de las conductas antisociales han ido cambiando, Sócrates decía que se debía a la educación, que era posible prevenir el crimen si se educaba adecuadamente a los niños, pero la existencia de los delitos de cuello blanco perpetrados por personas de esmerada educación refutan la tesis de Sócrates, luego el catolicismo opinó que era cuestión de sentir "temor de Dios", más o menos lo que cree Calderón que es la causa de la delincuencia: la falta de fe en Dios, pero prácticamente cada celda cubierta con santos y vírgenes refutan esa idea medieval, así que tal vez sí haya que buscar por el lado de la aversión al trabajo, eso me recuerda una imagen que ideó Carlos:

Tengo una imagen: un ex-convicto se sube al metro o camión or something y vende cualquier cosa. Cuando nadie le compra, se enoja (tiene el cerebro destrozado por los solventes) y dice algo como que no es de sorprender que la gente robe, si nadie le compra lo que vende. Bueno, pienso: nadie dijo que fuera fácil.

4 comentarios:

carlos dijo...

está interesante la hipótesis.
wikipedia (en inglés) reporta:
"Strain theory, (also known as Mertonian Anomie), advanced by American sociologist Robert Merton, suggests that mainstream culture, especially in the United States, is saturated with dreams of opportunity, freedom and prosperity; as Merton put it, the American Dream. Most people buy into this dream and it becomes a powerful cultural and psychological motivation. Merton also used the term anomie, but it meant something slightly different for him than it did for Durkheim. Merton saw the term as meaning a dichotomy between what society expected of its citizens, and what those citizens could actually achieve. Therefore, if the social structure of opportunities is unequal and prevents the majority from realizing the dream, some of them will turn to illegitimate means (crime) in order to realize it. Others will retreat or drop out into deviant subcultures[...]"

Y la teoría de los rasgos de la personalidad:

"At the other side of the spectrum, criminologist Lonnie Athens developed a theory about how a process of brutalization by parents or peers that usually occurs in childhood results in violent crimes in adulthood. Richard Rhodes' Why They Kill describes Athens' observations about domestic and societal violence in the criminals' backgrounds. Both Athens and Rhodes reject the genetic inheritance theories."

Seguramente es una combinación de muchas cosas. A primera vista uno podría decir que Sócrates tenía razón en cierta medida (la educación puede ser útil en muchos casos); también que ciertos tipos de religiosidad pueden ser útiles como motivación contra el crimen; que la causa del crimen está en factores sociales combinados con rasgos de la personalidad del criminal, además del mero factor del azar: el hecho de que a veces nos crucemos con situaciones difíciles en las que una mala decisión sólo se evitaría con mucha inteligencia y frialdad.
Y sí, lo del ex-convicto lo recordé porque me hizo pensar que ese tipo de gente suele querer las cosas fáciles. Claro que mucha gente suele querer las cosas de manera fácil, pero algunos nacen con una familia y ahorros respaldándolos...

Indio Cacama dijo...

Una lección útil sería que no hay nada grátis (creo que ni siquiera barato) y que hay que desconfiar de lo fácil.

Beau. dijo...

Uuuuuyyy pero en el mundo abundan!!! en cada esquina, en cada calle, es mas hasta en nuestras familias seguramente hay un flojo del tamaño del mundo que prefiere lo fácil, no es lo mismo robar a estar chingandose 6 horas vendiendo tamales por ejemplo, mas otras 5 horas mas de hacerlos, mas otras dos de ir y venir, mas otras 2 de ir a comprar los insumos. No es lo mismo tirarse a 5 tipos y cobrar, que irte a fregarle a vender otra cosa todo el día, y ganar lo que te ganaste con 1 fulano en 16 horas de trabajo.
Todo lo queremos fácil, sin el minímo esfuerzo. Y las concecuencias las vemos a diario. Un beso!!!

Eleutheria Lekona dijo...

El problema es que confundimos educación con instrucción. Cuando Sócrates hablaba de educación no se refería a la mera instrucción que recibimos en los colegios pues -como mencionas- varios de los políticos más corruptos han asistido a prestigiosas aulas a recibir instrucción y, sin embargo, no por eso son hombres honrados.

El ideal educativo griego era designado como paideia y en las ciudades-estado o polis del helenismo tardío se distinguía entre la labor del pedagogo (que educaba) y la labor del maestro (que instruía). El primero, era una especie de criado que tenía una labor primordial en el ámbito del hogar: la de convivir con los niños y los más jóvenes a fin de darles preceptos morales, de educarles en los valores de la polis, de ayudarles a bien formar el carácter y de velar por el desarrollo de su integridad moral; mientras que el maestro –que sólo instruía- se dedicaba únicamente a transmitir una serie de conocimientos prácticos a sus alumnos.

Lamentablemente, en la escuela contemporánea se prioriza la instrucción sobre la educación y son más los maestros interesados en la transmisión de conocimientos que en lograr una educación integral en sus chicos. Sería, por otro lado, injusto imputar esta culpa a los maestros; el caudal de conocimientos es tan extenso para nuestros alumnos –debido esto a lo enciclopédico de los temarios- que los pobres maestros viven esclavizados a una sola idea: alcanzar a cubrir los interminables temarios. Así, los maestros quedan exánimes como para, todavía, reparar en la educación moral de los alumnos. En mi opinión, hace falta una profunda reforma educativa. Y aquí, yo sí, pugno por una educación que adelgace los contenidos de los temarios, pero mejore en su calidad y en sus métodos.

No se trata de culpas, sino de responsabilidades. La tarea de mejorar la educación en nuestras escuelas nos atañe a todos. Yo soy una convencida de que con educación puedes lograr grandes cosas hasta en los espíritus más distorsionados. En este sentido, mi pensamiento es vasconcelista. Creo, de verdad, que estos chicos proclives a la criminalidad pueden quedar completamente alejados de esto si se les educa holísticamente desde una edad muy temprana salvo que -sea el caso- el chico presente algún problema en los lóbulos frontales cerebrales, en cuyo caso, es menester un tratamiento auxiliar.

Esta es mi opinión, Eleutheria.

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