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¿Qué se va a acabar primero?

jueves, 10 de junio de 2021

El Gran Laberinto. Fernando Savater

 Venía de terminar de leer Genealogía de la Moral de Nietzsche cuando emprendí el relato de Fernando Savater, El Gran Laberinto y fue como salir de las oscuras profundidades de una caverna al sol retozón del mediodía; y como suele suceder en esos casos solo fue cuestión de adapatarse al cambio, para empezar a agarrarle saborcito al cuento. 

Este es un cuento de aventuras, por lo tanto está dirigido a niños y jovencitos y, como es habitual en Savater cuando escribe para este público, intenta dejar una enseñanza a sus lectores.

Alguna vez intenté escribir relatos con el recurso de "la oscuridad de debajo de mi cama", el cuento de Savater me recordó eso porque un cuarto vacío y estrecho en una vieja librería funciona como la entrada al mundo de los libros, de tal manera que los personajes del relato viajan a través de ese cuarto por el mundo de los libros de tal manera que viven aventuras con Don Quijote de la Mancha, Leonardo Da Vinci, los pensadores de la Revolución Francesa, Sherlock Holmes, etc. 

Los viajeros tenían un objetivo; juntar las letras que hacían funcionar un dispositivo mágico-electrónico que suspendía la trampa que mantenía prisioneros a sus familiares y a mucha gente más en un estadio en el que se les presentaba como un gran partido de futbol lo que en realidad era una masacre perpetrada por unos seres monstruosos llamados psicófagos (devoradores de almas).

Me gustaría leerle este libro a Leo, pero la pandemia me ha impedido convivir con él. Ciertamente hemos tenido videollamadas, pero creo que ese medio no es tan apropiado para leer un libro porque a veces Leo es un tanto disperso (como su abuelo Ernesto) y sería un tanto dificil. Otra opción sería que su papá se lo leyera y otra mucho mejor que Leo lo leyera por sí mismo.

Te Extraño Leo.

Pinche pandemia. 

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