El abstencionista

Había una vez un hombre que vivía solo. Un día que estaba sentado en el retrete notó por primera vez lo mal que olían sus excrementos , terminó su labor rápidamente y enseguida cerró tras de sí la puerta del excusado. Olvidó bajar la palanca del agua. Por la tarde sus esfínteres le idicaron que debía entrar otra vez al excusado, pero cuando abrió la puerta el mal olor se había concentrado en aquel mes tan caluroso, el tufo le dió en pleno rostro y bruscamente cerró la puerta del baño. Como las ganas se le habían ido se sentó a ver la televisión y se dijo "que mal apesta el baño , hay que ignorarlo". Decisión que no compartió su intestino y al rato el necio órgano le ordenaba al hombre de manera imperiosa ser evacuado .Entonces el hombre , para no tener que soportar el hedor de el baño se acuclilló en una pequeña coladera que había en la azotehuela de su vivienda, pero no le atinó y parte de los excrementos quedaron fuera , lo que le dió mucho asco y se metió rápido a su habitación . A la mañana siguiente le volvieron a dar ganas de ir al baño , pero recordó lo mal que olía , fué a la azotehuela y le llegó el hedor , así que agarró un recipiente de su cocina y orinó dentro , como se le hacía tarde para el trabajo dejó el recipiente orinado en la cocina.
Cuando regresó la cocina despedía un fuerte olor a orín y cerró la puerta , se puso a ver la tele y a ignorar la pestilencia que se estaba apoderando de su casa y que originalmente había salido de él.