Una de las certezas que debe tener quien decida tomar las armas para lograr un cambio social es que se va a morir. Tal certeza la tuvo el Subcomandante Marcos. Si recuerdas, Marcos lleva siempre dos relojes, en uno marca la hora normal, el otro es un cronómetro que empezó a la cuenta a las 00:00 horas del 1° de enero de 1994 y según Marcos son las horas extra que ha vivido.
Digamos que quien toma las armas tiene el 90% de probabilidades de morir, pero esta probabilidad sube al 100% si entrega las armas. Por eso para las distintas facciones revolucionarias les era incomprensible la solicitud de Madero de que entregaran las armas, eso era suicidio y el mismo Madero tuvo que recibir la lección en carne propia.
Villa entregó las armas y confió en la palabra de Obregón de que podía vivir tranquilamente en su rancho, pero no fue así.
Y lo mismo ha pasado con todos los que entregan las armas, el Gobierno priista los mata, la cuenta sigue con los cristeros, depusieron las armas porque la Iglesia Católica pactó con el Gobierno pero a los cabecillas los fueron matando uno por uno después de entregar las armas.
Así le pasó a Rubén Jaramillo. Y aunque el Movimiento Estudiantil de 1968 no era un movimiento armado, se sabe que el mismo dia 2 de octubre de la masacre en Tlatelolco, hubo una comisión del Consejo Nacional de Huelga que se reunió en la mañana con representantes del Gobierno de Diaz Ordaz para pactar una tregua olímpica y ya sabemos lo que pasó en la tarde.
En Michoacán los grupos de autodefensa, o por lo menos el Dr. Mireles, tienen la certeza de que si entregan las armas están muertos. Ya el gobierno priista de Peña nos ha dejado ver que esa será la jugada final, ya la está preparando con el encarcelamiento de Hipólito Mora a quien le dijeron que lo iban a rescatar del Americano y lo pusieron en prisión, o del encarcelamiento y tortura de Enrique Hernández Saucedo, a quien por cierto le pidieron que llevara a la policía el armamento que tenía para dizque registrar sus armas y una vez desarmado va pa'l bote.
Ese es el PRI, ese es Peña.
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